martes, 11 de enero de 2011

Arreglar el mundo

Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba sus días en su laboratorio en busca de respuesta para sus dudas.
Cierto día, su hijo de seis años invadió su santuario, decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado.
Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiera entretenerlo.
De repente se encontró con una revista, en donde había un mapa con el mundo, justo lo que precisaba. Con unas tijeras, recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta, se lo entregó a su hijo diciendo: - “Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que lo repares sin la ayuda de nadie.”
Entonces calculó que al pequeño le llevaría 10 días componer el mapa, pero no fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente: - "Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo".
Al principio el padre no creyó en el niño. Pensó que sería imposible que, a su edad, hubiera conseguido componer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones, con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño. Para su sorpresa, el mapa estaba completo.
Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible?¿Cómo el niño había sido capaz? – “Hijito, tu no sabías cómo era el mundo, cómo lo lograste?”
– “Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, ví que del otro lado estaba la figura del hombre. Así, que dí vuelta a los recortes, y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía como era.” - “Cuando conseguí arreglar al hombre, dí vuelta a la hoja y ví que había arreglado al mundo.”

lunes, 10 de enero de 2011

Ceremonia del té

          
Te encuentro…

Te escucho…

Te hablo…

Te abrazo…

Te beso…

Te tengo…

Te aprieto…

Te atrapo…

Te absorbo…

Te asfixio…

¿Te quiero?

El pastor mentiroso

Es éste un cuento de los que te abren los ojos, ya no por lo que cuenta, sino más bien por cómo lo cuentan, nos muestra otra forma de comunicar sin articular palabras, sólo moviendo las manos y, principalmente, expresiando con nuestra cara.

Adaptando las palabras de Silvio Rodríguez, este cuento no es tan sólo de quien pueda escucharlo, porque a veces el sordo tiene más para amarlo.

El pez que quiso ser gaviota


Dicen que fue una noche de luna llena cuando, atraído por su blanco resplandor, se acercó a la superficie. Que le atrajo la luz de la luna y quiso verla mejor, y rozó levemente la fina línea donde el mar deja de ser mar y se convierte en aire, donde sigue oliendo a sal, pero ya no es la mar.
Dicen que asomó su pequeña boca y sacó del agua sus grandes ojos redondos como la luna, y la miró. Aleteó haciendo un equilibrio hasta entonces imposible. Le faltó el agua para vivir y volvió a sumergirse buscando bosques de algas y corales.
Dicen que pasó la madrugada nervioso y el día impaciente, y que al atardecer siguiente no pudo esperar más y volvió a sacar su cabeza del agua para ver la luna, pero encontró un sol rojo que besaba el horizonte, que se sumergía lentamente en él, que parecía un amante dulce y tierno de la mar. Saltó para verlo mejor y nadó buscando al sol bajo las aguas.
Dicen que no descansaba, que subía una y otra vez a la superficie, que salía e intentaba respirar el aire que respiran las gaviotas, y que las perseguía como si fuese una más de la bandada que volaba a ras de agua.
Dicen que quiso ser como ellas, que se escapó del mar, dicen que quiso volar… pero se quedó dormido, sin agua donde vivir, rodeado de un aire que lo mataba. Dicen que lo vieron muerto, flotando sobre las aguas, porque era un pez, y los peces no vuelan.
Yo sé que salió de su mundo, que vio la luna como no la había visto ningún pez, que vio la puesta de sol y voló con las gaviotas. Yo sé que vio las cubiertas de los barcos y las olas desde el cielo, y que se posó en la barandilla del faro. Dicen que flotaba sobre las aguas, yo sé que se quedó dormido, cansado, y que se acurrucó sobre una ola para recobrar fuerzas.
Dicen que era un pez y que los peces no vuelan. Yo se que era un corazón que se enamoró, que fue libre, que voló, que rompió las normas y se saltó los límites… Dicen que era un pez y que los peces no vuelan, yo sé que fue capaz de hacerlo… Dicen que el mar reclamó su cuerpo y se lo llevó a su fondo… Yo sé que vive en el faro, y algunas noches, como esta, me lleva lejos, y volamos... Dicen que los peces y los hombres no vuelan...

Una hora de tu tiempo

Cuentan que una noche, cuando en la casa todos dormían, el pequeño Ernesto de 5 años se levantó de su cama y fue al cuarto de sus padres. Se paró junto a la cama del lado de su papá y tirando de las mantas lo despertó._ ¿Cuánto ganas, papá?_ Eh?¿Cómo?_ preguntó el padre entre sueños. _ Que cuánto ganas en el trabajo. _ Hijo, son las 12 de la noche, andate a dormir. _Sí papi, ya me voy, pero tu ¿cuánto ganas en tu trabajo? El padre se incorporó en la cama y en un grito ahogado le ordenó: _ ¡Te vas a la cama inmediatamente, esos no son temas para que tú preguntes! _ y extendió el dedo señalando la puerta. Ernesto bajó la cabeza y se fue a su cuarto.
A la mañana siguiente el padre pensó que había sido demasiado severo con Ernesto y que su curiosidad no merecía tanto reproche. En un intento de reparar, en la cena el padre decidió contestarle a su hijo: _ Respecto de la pregunta de anoche, Ernesto, yo tengo un sueldo de 1800 euros, pero con los impuestos y descuentos me quedan unos 1200 euros. _ ¡Uhh! ? cuánto ganas, papi _ contestó Ernesto. _ No tanto hijo, hay muchos gastos._ Ahh? y trabajas muchas horas. _ Sí hijo, todo el día. _ Ahh _ Asintió el chico, y siguió: _ Entonces tú tienes mucho dinero, ¿no? _ Basta de preguntas, eres muy pequeño para estar hablando de dinero.
Un silencio invadió la sala y callados todos se fueron a dormir. Esa noche, una nueva visita de Ernesto interrumpió el sueño de sus padres. Esta vez traía un papel con números garabateados en la mano. _ Papi ¿me puedes prestar 5 euros? _ Ernesto? ¡¡ son las 2 de la mañana!!_ se quejó el papá. _ Sí pero ¿ me los puedes dejar? El padre no le permitió terminar con la frase. _ Así que este era el tema por el cual estás preguntando tanto por el dinero, mocoso impertinente. Vete inmediatamente a la cama antes de que te de con la zapatilla Fuera de aquí! A tu cama. Vamos.
Media hora después, quizás por la conciencia del exceso, quizás por la mediación de la madre o simplemente porque la culpa no lo dejaba dormir, el padre fue al cuarto de su hijo. Desde la puerta escuchó lloriquear casi en silencio. Se sentó en su cama y le habló. _ Perdóname si te grité, Ernesto, pero son las dos de la madrugada, toda la gente está durmiendo, no hay ningún negocio abierto, ¿no puedes esperar hasta mañana? _ Sí papá_ contestó el chico entre mocos. El padre se metió la mano en el bolsillo y sacó su billetera de donde extrajo un billete de cinco euros. _ Ahí tienes el dinero que me pediste.
El chico se enjugó las lágrimas con la sábana y saltó hasta su ropero, de ahí sacó una lata y de la lata unas monedas y unos pocos billetes de cinco euros. Agregó los cinco euros al lado del resto y contó con los dedos cuánto dinero tenía. Después cogió el dinero entre las manos y lo puso en la cama frente a su padre que lo miraba sonriendo.
_ Ahora sí_ dijo Ernesto_ llego justo, veintidós euros y medio._ Muy bien hijo, ¿y qué vas a hacer con ese dinero?
_ ¿Me vendes una hora de tu tiempo?

¿Qué son los cuentos?

El cuento es una narración breve de hechos imaginarios o reales, protagonizada por un grupo reducido de personajes, o al menos eso dice Wikipedia (la definción de la RAE es aún más técnica y distante).

Los cuentos son mucho más que eso, son más ricos y complejos. Son reltaos breves de hechos imaginarios porque no han sucedido, pero también son reales, por lo que te generan, te modifican, te entretienen, te mueven, te iluminan  y te enseñan.

Este blog es sólo un intento de mostrar y compartir aquellos cuentos que me llegaron y que me llegarán de alguna manera, con la sola intención de que dar a otros la oportunidad crecer, diveritros y moveros con ellos.
Espero que disfrutéis con ellos ¡¡FELIZ LECTURA!!